Desde los inicios del arte cristiano la simbología del color constituye uno de los elementos fundamentales de su lenguaje iconográfico, razón por la que las representaciones de personajes bíblicos, evángélicos o de santos aparecen asociadas a una serie de concreta de colores, especialmente en lo que concierne a su atuendo. Los diferentes colores de la paleta cromática poseen un significado teológico preciso, y por ello son utilizados para concretar el mensaje de la imagen que se nos ofrece, tal y como si se tratara de palabras. El apóstol Pedro, titular de nuestra hermandad, aparece tradicionalmente ataviado con vestimenta de color verde, blanco, amarillo o rojo, siendo cada uno de ellos símbolo de contenidos precisos. Los tonos verde y rojo son símbolo de esperanza y martirio respectivamente, y por ello aparecen reitarademnte asociados con diversos apóstoles, santos y mártires, sin embargo blanco y amarillo se asocian a san Pedro por motivos muy concretos: el blanco es símbolo de la dignidad Papal, de la que Pedro constituye su primer representante; el amarillo simboliza el pecado y por ello aparece en combinación del verde en las representación del arrepentimiento de Pedro, elaborando un mensaje cuya lectura sería la siguiente: siguiendo el ejemplo de Pedro el arrepentimiento nos conduce del pecado (amarillo) a la esperanza del perdón de Dios (verde). La iconografía del arrepentimiento de Pedro también denominada “lágrimas de san Pedro”, aparece también aisladamente fuera de mensajes pasionales o cuaresmales debido a la profundidad de su mensaje teológico asociado como el de la Magdalena Penitente a discursos penitenciales tanto en ambientes católicos como protestantes.
Cuando en 1948 se constituye la hermandad de san Pedro Arrepentido de Albatera se escogen como colores de la misma precisamente el verde para la túnica y capurucho, y el amarillo para la capa y el fajín. La imagen titular se viste con los mismos colores. La primera túnica que viste la imagen la confecciona Isabel Hernández en raso verde con pechera y bocamanga bordadas en seda; la capa en raso amarillo es realizada por Isabel Vicente Fuentes. Completaban este primer atuendo unos cordones de seda amarillos, lo único que se conserva de todo ello. Durante casi tres décadas san Pedro procesionó con esta primera vestimenta en raso sobre las andas o parigüelas de dos varales que hoy le sirven de peana en el altar de su ermita
El año 1973 constituye el punto de partida de una etapa en la que los hijos de los tres matrimonios fundadores se hacen cargo de la hermandad, propiciando un proceso de renovación que se inicia por la propia imagen titular: ese año fue restaurada por su autor, Valentín García Quinto, que sustituyó el primitivo maniquí por un cuerpo de talla completa realizado en madera. En 1974 Pedro Pérez Berná y Ángeles Berná Cerdán donan el actual estandarte, bordado por ésta última. En 1975 san Pedro Arrepentido procesiona por primera vez en un trono de ruedas que fue realizado entre otros por Pedro Valero Serna, Manuel, Vicente, Jesús Pedro y Pedro Pérez Berná, y fue entonces cuando se valora la necesidad de un nuevo atuendo para la imagen titular. Fue precisamente idea de Pedro Pérez Berná vestir a la imagen con una amplia capa que cubriera toda la parte posterior del trono. La hermandad compró el terciopelo necesario y su esposa Ángeles Berná Cerdán elabora gratuitamente la nueva capa y túnica en los mismos colores (amarillo y verde respectivamente) que la primitiva, bordando en lentejuela y pedrería el pechero y bocamangas de la túnica. Esta nueva ropa en terciopelo fue estrenada el martes santo de 1978. Al año siguiente, 1979, y a petición de la hermandad, la misma Ángeles Berná realizó el bordado de la capa en lentejuela, pedrería y oro, con dibujo basado en un diseño de Domingo García Quinto. El trabajo causó sensación en Albatera constituyendo junto con el estandarte mencionado las primeras muestras de su fructífera trayectoria como artesana del bordado.
La década de los ochenta estuvo marcada por la decoración del trono con tallas de madera y cuatro arañas realizadas todo ello por Domingo García Quinto entre 1980 y 1986, y los noventa por la construcción de la ermita sobre unos terrenos donados en 1992 por Juan Pérez Bernabeu y Trinidad Berná Serna, lo cuál supuso un notable esfuerzo económico para la hermandad. En 1994 Pedro Pérez Berná y Ángeles Berná Cerdán donan al santo un nuevo atuendo, realizado por esta última: una capa en terciopelo sifón verde y una túnica en damasco rojo, símbolo del martirio de san Pedro y de la propia Tejera que fuera propiedad de los tres matrimonios fundadores, y que dio sobrenombre a toda su familia. También donación de los mencionados Pedro y Ángeles es la túnica en brocado blanco, símbolo de la dignidad papal, que viste san Pedro por primera vez en 1998.
Finalmente en 1999 sale a la calle la más valiosa pieza del ropero de nuestra hermandad, tanto en lo material como en lo sentimental: una capa en terciopelo verde de seda de holanda ofrecido y costeado por Aurora Berná Quinto, una de las fundadoras, que quiso antes de abandonarnos dejar un último recuerdo suyo, y que siguiendo su voluntad fue bordado en oro y plata por Ángeles Berná Cerdán que como aquella también donó su trabajo. El dibujo del bordado de esta capa es un diseño original de esta artesana y de su hijo Juan Pérez Berná y en él destacan cuatro aves imaginarias cuyos rasgos resultan de la suma de elementos tomados del gallo, cuyo canto recordó a Pedro su grave falta, y del ave fénix, símbolo ancestral del arrepentimiento y del renacer que siguió a las lágrimas del apóstol.
En 2009 Ángeles Berná realiza una nueva túnica amarilla cuyo tejido fue donado por su hijo Juan Pérez Berná, como resultado de un voto.
Informantes orales: MANUEL, PEDRO Y AURELIA PÉREZ BERNÁ. Otros datos extraídos de PÉREZ GUILLÉN, Pedro y Pedro PÉREZ BERNÁ “Memoria de medio siglo” en XXV Aniversario de la Junta Mayor de Cofadías y Hermandades de Semana Santa de Albatera, p. 59-65. Albatera (Alicante), 1999: Junta Mayor de Cofadías y Hermandades de Semana Santa de Albatera.
Dr. JUAN PÉREZ BERNÁ
